El día a día con un niño con TDHA
A continuación, se pretende reflejar algunos aspectos de la realidad de una familia con un hijo con TDAH. Además, se sugiere una serie de actitudes, estrategias y pautas básicas para actuar como padres, que les ayuden a abordar las dificultades habituales que pueden presentar los niños con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
En primer lugar, comenzar defendiendo el papel tan importante que juega la familia para el desarrollo de un niño con TDAH. Los padres no son profesionales especializados en el TDAH sino que, la familia es un contexto donde prima el afecto, donde se pretende que todos sus miembros estén a gusto y donde debe haber una mínima organización para conseguir un funcionamiento y una convivencia básicos. Hay una serie de características familiares que condicionan el desarrollo y pronóstico del TDAH:
Si la familia y el hogar están más o menos estructurados, el pronóstico será mejor que en familias más desorganizadas, caóticas o imprevisibles. Tiene que haber unos horarios establecidos, unas rutinas diarias, anticipar al niño/a siempre que se pueda, un ambiente relajado y sensación de orden.
Los padres tienen que ser comprensivos con las dificultades que manifiestan sus hijos (inatención, hiperactividad e impulsividad) y eso les ayuda a entender, de alguna manera, el por qué se comporta así su hijo. Pero, por otro lado, también hay que exigirles como requisito para ayudarles a mejorar. Que haya unas normas claras, concretas y realistas, que se cumplan y que, cuando el niño/a no las cumpla, haya algún tipo de consecuencia. Que haya acuerdo entre la pareja y que los gritos y castigos no sean la única herramienta que usan para solucionar los problemas de conducta de su hijo/a.
Influyen mucho las expectativas que tengan hacia su hijo, así como su grado de implicación ya que la mejora de su hijo no depende únicamente de los especialistas o de la medicación. Esas expectativas deben ser realistas, por ejemplo, no se puede pretender que tu hijo esté quieto sin moverse, por lo que no se le puede exigir lo que no puede dar.
La sobreprotección del hijo/a le anula e impide crecer; como padres, es inevitable adoptar esta actitud, pero hay que trabajar para enseñarle a ser cada vez más autónomo.
Otra actitud muy importante es que, como padres seáis ejemplo positivo para vuestro hijo. Vosotros sois modelos de conducta a seguir, por tanto, siempre que puedas, debes ser ejemplo de autocontrol, de usar autoinstrucciones, de prestar atención, de orden, planificación y organización, de tolerar frustraciones etc…
Por último, prestar más atención a las conductas adecuadas de vuestro hijo y no fijarse únicamente en lo que hace mal. Los padres, con hijos con TDAH, constantemente les están llamando la atención; lo mejor es procurar llamar menos la atención gritando, sin criticar y sin utilizar profecías negativas porque no predispone al niño/a a mejorar su conducta. En su lugar, advertirle con tono contundente pero, sin gritar, con palabras motivantes e indicando lo que tienen que hacer en lugar de lo que no tienen que hacer.